El 17 de mayo de 2022, se producía la llegada a Madrid del Emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. Esta visita, se engloba dentro de la carrera geopolítica que están llevando la mayoría de los países de la UE, para buscar fuentes alternativas al gas y petróleo ruso. Actualmente, el emirato es el quinto proveedor de gas natural de España, por detrás de Estados Unidos, Argelia, Nigeria y Egipto, con un 4,4% del total en abril, según datos de Enagás. Pero el Gobierno español espera aumentar las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) de Qatar para garantizar el suministro de esta materia prima y reducir aún más su dependencia del gas ruso.
El 16 de abril de 2022, «todo indica que el 1 de octubre del año que viene se transmitirá gas a Polonia a través del gasoducto Baltic Pipe», señaló Piotr Naimski, secretario de Estado de Polonia. Añadía, «el nuevo gasoducto permitirá traer la cantidad necesaria de gas para la economía polaca de fuentes distintas a Rusia». Con esta infraestructura, el Gobierno polaco dejará de depender de del gas ruso y de los posibles chantajes por su dependencia energética. El primer ministro de Italia, Mario Draghi, anunció en su visita a Argel del 13 de abril de 2022, un acuerdo de cooperación estratégica basado en un aumento de la importación de gas desde el país vecino. Eni, empresa italiana de hidrocarburos, y Sonatrach, empresa de hidrocarburos de Argelia, acordaron aumentar la exportación de gas a Italia.
Dependencia energética de la Unión Europea
Europa gasta más energía primaría de la que puede producir, por eso tiene que comprar, entre otras materias primas, gas o petróleo en el extranjero. Las importaciones energéticas rusas de la UE se situaron en 108.000 millones de dólares (99.000 millones de euros) en 2021. Debemos tener en cuenta, la dependencia energética de los países europeos no es la misma y las fuentes de materias primas energéticas también es diferente. Mientras encontramos países con dependencia de gas ruso como Lituania(71%) o Estonia(90%) encontramos otros como España, dónde el gas ruso solamente supone el 10% del total del gas importado.
La situación geográfica permite a Europa tener escasos yacimientos, yacimientos no rentables o yacimientos que la política europea no permite explotar. Los recursos europeos de gas y petróleo en producción, se centran principalmente en el Mar del Norte y en Noruega. Esta situación se añade al nivel de vida europeo, intensivo en consumo de materias primas, lo que hace más acuciante la necesidad de importar materias primas energéticas. Las decisiones políticas también representan un papel fundamental en la situación actual de dependencia del gas en Europa. La UE ha avanzado en dos direcciones respecto al gas.
Consumo y producción energética en la UE
Por el lado del consumo, la mayoría de países de la UE, han fomentado el uso del gas en sus sociedades. La gasificación de hogares, polígonos o instituciones ha sido una práctica habitual. Además, se acordó cerrar las centrales térmicas de carbón, en muchos casos dónde este combustible era de origen nacional, y en parte sustituirlas por centrales de gas. Los intereses medioambientales no dejaron ver los geoestratégicos.
Por el lado de la producción, las medidas de la Unión Europea respecto al gas, se han basado en una política de importación. La presión de determinados países y lobbies «verdes» han provocado que muchas naciones no aprovechen sus recursos gasistas o tecnologías como el «fracking». Un ejemplo lo tenemos en España. Este país cuenta con importantes reservar de hidrocarburos en las Islas Canarias, pero por decisiones políticas, no las explotará.
La política energética de respuesta de la UE
A Mediados de marzo pudimos conocer el plan de la Comisión Europea, para reducir la dependencia energética respecto a Rusia. A diferencia de los EEUU, Europa no puede cortar las importaciones de materias energéticas rusas. El objetivo de Bruselas es acabar con la dependencia de combustibles fósiles rusos antes de 2030. Para ello, propone varios caminos: apostar por las energías renovables, apostar por la energía nuclear y buscar proveedores alternativos de gas natural licuado. La UE tiene una infraestructura gasista interconectada de primer nivel, con gran número de regasificadoras, que permiten traer GLP a Europa, de cualquier parte del mundo. El problema respecto a esta decisión, es el aumento del precio del gas que conlleva el GLP, un 40% más caro que el que llega en gaseoducto.
España, de EEUU a Qatar
España ha apostado por un giro estratégico en el aprovisionamiento de gas natural que emprendió a partir de 2019 con la firma de grandes contratos de GLP a largo plazo con EEUU. Los envíos de gas natural desde Argelia no han dejado de caer en 2021, en especial, desde que Argel ordenó en octubre el cierre de uno (Magreb-Europa) de los dos gasoductos que traía el gas a la península ibérica. La última estadística de Enagás, el gestor de la red gasista española, constata en marzo que las importaciones desde EEUU se han disparado en plena guerra de Ucrania hasta suponer el 43% del total de este combustible que llega a España. En comparación, Argelia representó el 29,6% del gas importado. Pero Madrid teme que la llegada de gas de EEUU, no sea suficiente y se ha marcado otro objetivo, Qatar.
Actualmente, el emirato es el quinto proveedor de gas natural de España, por detrás de Estados Unidos, Argelia, Nigeria y Egipto, con un 4,4% del total en abril, según datos de Enagás. La visita a Madrid del emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al Zani, concluye con una promesa precisa de mayor suministro de gas natural licuado del país árabe hacia España, en una coyuntura internacional marcada por la desenfrenada búsqueda de alternativas al gas ruso y el aumento de precios.
Promesa qatarí para 2025
El movimiento del gobierno español buscando a Qatar como suministrador de GLP es un acierto, pero acarrea un importante problema. Es un acierto porque, según el informe anual de 2019 del Grupo Internacional de Importadores de Gas Natural Licuado (GIIGNL), las exportaciones de gas natural licuado de Qatar ascendieron a unos 77,8 millones de toneladas, que constituyen alrededor del 21, 9% del total importado a nivel mundial en ese mismo año. Esto quiere decir que Qatar es líder mundial en GLP, y destaca por su capacidad y compromiso. Doha es fundamental en la estrategia del Gobierno para convertir España en un hub energético, una aspiración malherida por la crisis diplomática con Argelia y su evidente acercamiento a Italia.
El problema radica en que Doha ya tiene comprometida sus exportaciones de GLP actuales. Desde 2018, Qatar trabaja en incrementar su producción, una ampliación seguida con impaciencia desde el inicio de la Guerra de Ucrania. Doha se encuentra ahora en una posición estratégica, perseguido por los Estados miembro de la Unión Europea más dependientes al gas ruso, desde Eslovenia hasta Alemania. Tras su paso por Madrid, el emir hace escala esta semana en Berlín y Londres. Más del 30 por ciento del gas que llega a Reino Unido procede de Qatar. Alemania, muy dependiente hasta ahora a Moscú, también busca emular el ejemplo británico. Por estas circunstancias, el aumento de la llegada de GLP de Qatar se espera para 2024, cuando hayan finalizado las obras de ampliación.
Italia de la mano de Argelia
Otro ejemplo de la carrera europea por diversificar el gas, lo encontramos en Italia. El primer ministro de Italia, Mario Draghi, anunció en su visita a Argel del 13 de abril de 2022, un acuerdo de cooperación estratégica basado en un aumento de la importación de gas desde el país vecino. Eni, empresa italiana de hidrocarburos, y Sonatrach, empresa de hidrocarburos de Argelia, han acordado aumentar la exportación de gas a Italia. Lo harán a través del gasoducto que comparten, el Transmed, con el objetivo de para garantizar una mayor flexibilidad de los suministros de energía. El objetivo sería llegar a la compra de hasta 9.000 millones de metros cúbicos de gas por año en 2023-24, a través del Transmed.
El dirigente italiano aprovechó la crisis diplomática entre Argelia y España, para posicionarse como socio predilecto del país africano. Las relaciones entre Argelia e Italia han sido constantes en los últimos meses, al tiempo que se deterioraban con España. Argelia es el principal aliado del Frente Polisario y Rusia en la región y el enemigo de Marruecos. España, tras la declaración sobre el Sáhara Occidental, se ha posicionado del lado marroquí y de EEUU. Mario Draghi ha aprovechado la situación para extender las relaciones con Argelia, a la vez que se beneficia de un aumento del gas.
Polonia mira a Noruega de la mano de Dinamarca
El Baltic Pipe es un gaseoducto en construcción desde 2019, que busca crear una nueva ruta de suministro de gas desde Noruega a los mercados polaco y danés. Este proyecto conjunto entre la polaca Gaz-System (empresa pública) y su contraparte danesa Energinet, tiene un coste total estimado de 2.100 millones de euros. Asimismo, el proyecto cuenta con el apoyo de Bruselas, calificándolo «de interés común» y «esencial para la integración de las redes energéticas europeas».
Tendrá una capacidad de unos 10.000 millones de metros cúbicos al año, aproximadamente el equivalente a la cantidad de gas que Polonia importa de Rusia. Además, el gaseoducto está proyectado para abastecer a Suecia, los países bálticos y las regiones de Europa Central y Oriental. Buscando la desconexión respecto al gas de Rusia. Polonia es una de las partes clave del proyecto, ya que hará de central gasista respecto a los países bálticos y las regiones de Europa Central y Oriental. El Gaseoducto Baltic Pipe está llamado a ser una arteria del gas en el norte de Europa, desafiando a la dependencia energética del gas ruso. «Todo indica que el 1 de octubre del año que viene se transmitirá gas a Polonia a través del gasoducto Baltic Pipe», señaló Piotr Naimski, secretario de Estado de Polonia.
Los medios del gobierno vendieron como un éxito lo del gas para 2024,nos toman por tontos e ignorantes de geopolítica.