El «pujolismo» y la ingeniería social en Cataluña

El pasado 23 de noviembre de 2021 el Tribunal Supremo confirmó la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obligaba a que al menos el 25% de las clases en las escuelas de Cataluña fueran en castellano. Esta noticia ocupó titulares en los medios de comunicación, pero fue el 8 de diciembre cuándo se viralizó. Ese día se daba a conocer que la familia de un niño en Cataluña estaba siendo acosada por solicitar el 25% de castellano en el centro de enseñanza del menor. La noticia saltó a todos los medios de comunicación y generó un gran debate en todas las redes sociales.

Para comprender como se llega a la situación de tener que llegar a los tribunales para garantizar un 25% de la educación en castellano y sufrir acoso por solicitarlo, tenemos que mirar atrás. Esta situación se estructura de la mano de una persona que podría apropiarse de la frase que Donald Trump exclamó en Iowa en 2016, adaptada a Cataluña a finales del siglo XX: «Podría disparar a la gente en Las Ramblas y no perdería votos».

El «pujolismo» o como diseñar su Cataluña

Jordi Pujol es una persona que no deja indiferente a nadie. Tal es su transcendencia en Cataluña que fue presidente de la Generalitat de 1980 a 2003 y se podría decir que fue «presidente ideológico» de 2003 a 2016. Esto es lo que se conoce como Pujolismo, movimiento político surgido en torno a su figura. Podríamos definir a este político de muchas maneras, pero vamos a dejar que sus propias palabras hablen de él:

En su discurso de investidura tras las elecciones de 1980 dice lo siguiente: «Nuestro programa tendrá otra característica: será un programa nacionalista. Si ustedes nos votan, votarán un programa nacionalista, un gobierno nacionalista y un presidente nacionalista». Nacionalista.

En su libro La Inmigración, problema y esperanza de Cataluña publicado en 1958 se refiere a los andaluces de la siguiente manera: «Ese hombre anárquico y humilde que hace centenares de años que pasa hambre y privaciones de todo tipo, cuya ignorancia natural le lleva a la miseria mental y espiritual y cuyo desarraigo de una comunidad segura de sí misma hace de él un ser insignificante, incapaz de dominio, de creación. Ese tipo de hombre, a menudo de un gran fuste humano, si por la fuerza numérica pudiese llegar a dominar la demografía catalana sin antes haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña» En 1976 se reedita el libro y en 1977, en un intento de blanquear sus palabras, escribe sobre el mismo en un artículo de opinión en El País. Identitario y populista, entre otras cosas.

En mayo de 1984 fue querellado, junto a otros directivos, por el caso de la Banca Catalana. Ante esta denuncia,Pujol dio el siguiente discurso desde el Palacio de la Generalitat «El gobierno central ha hecho una jugada indigna; a partir de ahora, de ética y moral hablaremos nosotros, no ellos» Consiguiendo, con su retórica, que parte de los votantes catalanes entendieran aquello como un ataque a Cataluña. También podemos añadir otro ejemplo del mencionado discurso de investidura de 1980: « …Votarán la voluntad de defender un país, el nuestro, que es un país agredido en su identidad… » Victimista.

Niño con una bandera independentista pintada en la cara.

Identidad catalana e ingeniería social

Así se definió Jordi Pujol el movimiento político que transcendería a su persona. Pujol buscó crear una dicotomía entre lo catalán: oprimido, bueno, culto y libre frente a lo español: opresor, malo, paleto o dictatorial. Buscando un enfrentamiento, que sabía que le daría réditos políticos.

La influencia del «pujolismo» fue más allá de 2016. Esa influencia, aunque con condicionantes más propios del independentismo rupturista, también se da desde 2017 hasta el día de hoy y lo explicó muy bien el propio Pujol en una de sus frases: «La independencia es cuestión de futuro, de la próxima generación, de nuestros hijos. Por eso los de la actual generación tenemos que preparar el camino con tres asuntos básicos: el idioma, la bandera y la enseñanza»

Y justamente eso fue lo que hizo durante su gobierno, preparar las bases para la futura generación independentista. Poner en marcha un plan de ingeniería social para crear «los nuevos ciudadanos» de Cataluña. Desde su llegada al cargo comenzó a trabajar en la idea «Construyendo país», generar un sentimiento de nación catalana. Consistía en la creación de instituciones culturales, financieras y de todo tipo, para evitar que la población catalana tomara como propias las instituciones españolas. Esta sería la política cultural de la Generalitat.

Esta estrategia social se reforzaría con la ley de Política Lingüística de 1998 que buscaba la inmersión lingüística de los menores de edad. Pujol buscaba con esta ley educativa completar su estrategia de construcción de una identidad catalana. Por un lado, las políticas culturales y por otro las políticas educativas, eran el medio para conseguir «los nuevos ciudadanos de Cataluña».

Marroquí muestra una bandera catalana junto a una bandera marroquí, debajo de un cartel que se puede leer «Futur Independencia»

Identidad catalana, ingeniería social e inmigración

Los sucesores de Pujol en el gobierno de la Generalitat vieron que había una parte de la población que aunque participara en sus modelos culturales y lingüísticos no acabarían sintiendo como propia la identidad catalana. Sabía que parte de los inmigrantes del resto del país y de Hispanoamérica, los cuales tenían raíces culturales con España, no conseguiría generarles la identidad catalana o no totalmente. Pero con aquellos inmigrantes sin raíces españolas sí podría y se presume que comenzó a darle prioridad a la inmigración de origen marroquí.

Si estudiamos la llegada de personas extranjeras a zonas receptoras de migrantes en España nos encontramos lo siguiente. A 2020 hay en España 870.000 persona de origen marroquí. Cataluña con una población total de 7,5 millones de personas, 300.000 personas son de origen marroquí. En la CCAA de Madrid viven 6,6 millones de personas de las cuales 80.000 son de origen marroquí. En Andalucía viven 8,4 millones de personas de las cuales 150.000 son de origen marroquí.

Los datos hablan por si solos, Andalucía con más población que Cataluña tiene la mitad de personas de origen marroquí. Por no mencionar la situación geográfica, que aumenta la atención sobre los datos. Y si valoramos la posibilidad de que fueran a Cataluña en vez de Andalucía por la dificultad de encontrar empleo, ¿por qué no fueron a Madrid o a las islas Baleares si tienen tasas de paro similares o menores a Cataluña?

La respuesta radica en el plan de los herederos del «pujolismo» para crear la nueva generación de «ciudadanos catalanes». Atraer a inmigrantes sin raíces hispánicas para que por ejemplo los menores en las escuelas, mediante el sistema de inmersión lingüística, se acercaran a la identidad catalana. En el año 2014 se hace de manera oficial mediante el plan Marruecos: introducir la enseñanza del Árabe en la escuela, dejar que Rabat gestiona el Islam en los centros o buscar la manera de facilitar el voto a los ciudadanos marroquís.

Marruecos moviliza a su población en Cataluña para apoyar la independencia

Tras los aumentos de tensiones entre España y Marruecos en el año 2021: la ayuda a Brahim Gali, la respuesta de Marruecos con el salto a la valla de Ceuta, las tensiones con la instalación de la piscifactoría al lado de las islas Chafarinas, la mejora de las instalaciones por parte de España en sus territorios en el norte de África o la cancelación del barco de guerra firmado con Navantia para la marina marroquí. El gobierno de Marruecos, a través de asociaciones establecidas en Cataluña, están dando indicaciones de apoyar al independentismo para seguir con su objetivo de dañar y debilitar a España.

1 comentario en «El «pujolismo» y la ingeniería social en Cataluña»

  1. Aún así lo inmersión va a ser un fracaso.La desaparición de las lenguas co-oficiales se acelera con la tecnología. No se debe tener miedo a que estudien en catalán, total en internet todo está en español, inglés etc

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