Rusia y EE. UU. están en el ojo de la geopolítica global. El conflicto de Ucrania ha desplazado el foco informativo a este país y sobre las potencias que intervienen en el conflicto. El despliegue de tropas por parte de Rusia en la frontera de Ucrania, es un ejemplo de lo que se juega este país, la imagen de potencia militar que puede hacer frente a la OTAN. Además, el gobierno que lidera Putin, defiende un modelo basado en los estados nación frente al modelo globalista.
Debemos hablar del uso de acciones de guerra híbrida por parte de los más altos representantes de estos dos países. Intentan mediante desinformación o noticias falsas crispar a la población, si esta situación coincidiera con ataque de falsa bandera, el conflicto podría no tener marcha atrás.
El modelo de EEUU frente al de Rusia en el escaparate de geopolítica que se da Ucrania
El modelo de la Rusia gobernada por Putin
Rusia se juega mucho en este conflicto. Rusia, junto con China, son los contrapesos de la influencia de EE. UU. en el mundo. Si Rusia saliera debilitada de esta situación supondría la pérdida de influencia y la pérdida de miedo al ejército ruso. La población de este país y de los países vecinos que siguen el modelo ruso, podrían revelarse e implantar otro sistema si ven debilidad en la Rusia de Putin. Por eso Rusia, y sobre todo el modelo Putin se juegan todo en Ucrania. Debemos aclarar que el actual modelo económico, cultural y social de Rusia no es comunista, como el de la URSS. El modelo económico actual de Rusia es una economía mixta de mercado dónde el estado conserva o invierte en determinados sectores estratégicos. Respecto a la cultura y a la sociedad, es dónde encontramos las principales diferencias con el modelo globalista-consumista de EE. UU.
Rusia muestra un modelo cultural y social basado en los valores tradicionales de familia, tierra y trabajo. Defiende estos valores como la base de su sociedad frente a los valores occidentales que promueven EE. UU. y sus aliados. Desde el gobierno ruso se promueve la lectura, el ajedrez, el deporte, ópera, conciertos sinfónicos, musicales, ballet y todo tipo de planes que contengan la tradición rusa. Se busca que la sociedad asimile como propias estas actividades y los valores que conllevan. Además, se complementa esta formación cultural, con una educación que hace ver a su población los intereses extranjeros detrás de los modelos culturales.
Putin defiende que detrás de «las influencias globalistas» existen grandes fondos de inversión que controlan EE. UU. y sus países aliados. Estos fondos de inversión quieren extender un modelo consumista a nivel global y eliminar todas las diferencias entre los habitantes de la tierra. Defiende que quieren borrar la diferencia entre hombre o mujer, eliminar las fronteras o eliminar la familia tradicional. Su objetivo sería romper los lazos familiares, territoriales o sociales con el objetivo de individualizar a las personas y tenerlas «controladas y domesticadas» a través del consumismo. Putin defiende que una persona sin familia, sin una tierra y sin trabajo es una persona que vivirá en el medio y la ansiedad. Y ese miedo y ansiedad le lleva ser servil y a buscar en el consumismo su modo de escape. Estos grandes fondos de inversión tendrían más dinero y más poder, a costa de instalar su modelo «globalista-consumista».
El modelo de EEUU que intenta extender en Ucrania
A EE. UU. le pasa una situación similar a la de Rusia. Por un lado, se juega la extensión de su modelo a nuevos países y por otro, el futuro de Biden. EE. UU. considera que su modelo «globalista» es el que garantiza la libertad y la riqueza de las naciones. Si EE. UU. sale como ganador del conflicto, el modelo estadounidense sufrirá un impulso y debilitará a uno de sus principales rivales, Rusia. Además de la victoria de su modelo, EE. UU. podría extender más la influencia de sus empresas.
EE. UU. no puede permitirse una derrota en este conflicto. Si Rusia saliera como ganadora de este enfrentamiento, su modelo cultural y social podría verse como un modelo de fortaleza y éxito frente al modelo estadounidense. En este caso, podría extenderse y EE. UU. perdería parte de la influencia que ya posee a lo largo del mundo. Un ejemplo de esta situación se está viviendo con Hungría. El actual presidente húngaro, Viktor Orbán, desde su llegada al poder se ha ido acercando al modelo ruso frente al modelo de EE. UU. Una victoria por parte de Rusia podría legitimar y expandir, como en Hungría, su modelo.
El plano militar es otro campo en el que EE. UU. y Rusia se juegan una de sus principales bazas. Los dos países están considerados como gigantes militares, el que salga derrotado perderá poder y su influencia en la geopolítica internacional se verá reducida. El ejército es fundamental para estos dos países, ya que parte de su influencia o riqueza, depende del respeto que se tiene a sus fuerzas armadas. El país derrotado de los dos, tendrá que hacer frente a duras consecuencias. Su modelo se verá debilitado, su ejército será menos respetado y sus posesiones pueden ser objetivo de otras potencias que quieran medrar.
Dos modelos que no dejan de enfrentarse
La búsqueda de influencia de EE. UU. y Rusia en Ucrania fue la clave geopolítica que provocó la guerra en 2014. EE. UU. buscaba en Ucrania continuar extendiendo su modelo militar, económico y social frente al modelo ruso de estado nación. Por un lado, el país americano buscaba acercar a Ucrania a la Unión Europea para implantar su modelo globalista-consumista. Por otro lado, buscaba que Ucrania entrara en la OTAN para añadir este país a la lista de territorios con bases militares americanas en Europa. EE. UU. Sabe que desde territorio ucraniano podría tener alcance balístico sobre Moscú. Lo que es lo mismo, podría amenazar a Rusia con bombardearle su capital. Los tambores de la guerra fría sonaban de nuevo.
Los expertos hablan de «Nueva Guerra Fría» o la «Guerra Fría 2.0». Para entender el momento geopolítico actual y comprender la geostrategia que plantean EE. UU. y Rusia debemos conocer como nace este proceso histórico.La Guerra Fría fue un enfrentamiento total (económico, militar, político,…) divido en dos bandos: el bloque occidental-capitalista encabezado por EE. UU. y el bloque oriental-comunista dirigido por la URSS. La Unión Soviética y los EE. UU. comenzaron a competir por la influencia en Europa, América Latina, Oriente Próximo y los estados recién descolonizados de África y Asia. La geopolítica actual de EE. UU. y Rusia, no difiere mucho la de aquellos años y parece que la lucha por extender sus modelos ha vuelto con fuerza.
El duelo geopolítico entre EE. UU. y Rusia ha rebrotado por todo el mundo. O se puede decir que nunca dejó de haberlo. En África la reciente firma de acuerdos entre Marruecos y EE. UU. frente a la alianza que tiene Rusia con Argelia. En Oriente Medio la firma de los Acuerdos de Abraham por parte de EE. UU. e Israel frente a la alianza de Rusia con Siria o Irán. En Asia, el acercamiento de Taiwán a EE. UU. frente a los acuerdos de Rusia con China. Y en Latinoamérica, los acuerdos de EE. UU. con el Brasil de Bolsonaro frente a la alianza de Cuba y Venezuela con Rusia. Y el último campo de batalla de este clásico enfrentamiento, es Ucrania.
¿Quién contará con el relato ganador del conflicto de Ucrania?
El conflicto de Ucrania es una muestra más del expansionismo de estos dos modelos. EEUU ha dominado el relato en el conflicto, supo «vender» el despliegue de soldados de Rusia en la frontera de Ucrania. Pero mientras avanzaba el conflicto EEUU con sus avisos de «guerra inminente» ha ido perdiendo parte de su credibilidad. Esto ha sido aprovechado por Rusia para hablar públicamente de como EEUU «calentaba» el conflicto de manera voluntaria mediante desinformación y noticias falsas. Esta situación, sumada a la estrategia de noticias por parte del Kremlin a través de Rusia Today(RT), han expuesto a Biden como dirigente.
Putin ha sabido dar la vuelta a la batalla informativa del relato y ahora es el turno de respuesta de Biden. La posición de EEUU es preocupante. Biden, por mucho que se intente disimular, cree que la gente lo ve débil y esa situación es lo que le hace «potencialmente» inestable. El Kremlin es consciente de esto y parte de su estrategia informativa es mostrar aún más débil a Biden. Junto con un país con problemas sociales y económicos que necesitan una guerra en el exterior para buscar unidad interna.
Interesante la pérdida del relato por parte eeuu y como le puede afectar a su geopolítica. Además la respuesta de Rusia está muy preparada, su geopolítica se basa en aprovechar las debilidades de sus rivales. Periódico geopolítica como Rusia sabe jugar sus cartas.