Los posicionamientos respecto al conflicto de Ucrania siguen sucediéndose. El último ha sido Japón, que se ha ofrecido a EE. UU. y la UE, para suministrar GLP a Europa y evitar la dependencia de gas ruso. Esta información sale a la luz, pocos días después del apoyo de China a Rusia y de EE. UU. a Taiwán.
¿Estamos ante una «Nueva Guerra Fría» marcada por el gas?
El conflicto de Ucrania ha mostrado al público general como se hace una acción de guerra económica y como la parte agredida reacciona. El nuevo enfrentamiento de Rusia y EE. UU. ha levantado temores a una «Nueva Guerra Fría» o para los que consideran que nunca terminó, un rebrote de hostilidades. Para entender la situación actual debemos mirar atrás. La Guerra Fría comenzó inmediatamente después de finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945. ¿Por qué? Por lo mismo que ahora surgen estas tensiones entre Rusia y EE. UU. Tras la Segunda Guerra Mundial la geopolítica global quedó alterada, al igual que la globalización tras el Covid. Esto fue visto como una oportunidad, tras la guerra y ahora tras la pandemia, como el momento ideal de los dos países de extender su poder e influencia.
Parece que la historia se vuelve a repetir. El duelo geopolítico entre EE. UU. y Rusia ha rebrotado por todo el mundo. En África, el posicionamiento en el Sahel o la reciente firma de acuerdos entre Marruecos y EE. UU. frente a la alianza que tiene Rusia con Argelia. En Oriente Medio la firma de los Acuerdos de Abraham por parte de EE. UU. e Israel frente a la alianza de Rusia con Siria, Irán o los U. En Asia, el acercamiento de Taiwán a EE. UU. frente a los acuerdos de Rusia con China. Y en Latinoamérica, los acuerdos de EE. UU. con Colombia frente a la alianza de Cuba y Venezuela con Rusia.
¿Cómo comienza la llamada «Guerra del Gas»?
La dependencia de gas por parte de la Unión Europea
Europa gasta más energía primaría de la que puede producir, por eso tiene que comprar entre otras materias primas, gas en el extranjero. La situación de dependencia energética de Europa se debe principalmente a la situación geográfica, sumado al nivel de vida y a las decisiones políticas que nos ha llevado a esta situación. Europa importa de Rusia el 37% del total del gas que consume, aunque se debe diferenciar niveles de dependencia. Mientras encontramos países con una alta dependencia de gas ruso como Lituania(71%) o Estonia(90%) encontramos otros como España, dónde el gas ruso solamente supone el 10% del total del gas importado.
¿Cómo llega el gas a la UE?
El gas llega a Europa de dos maneras: en forma de gas licuado transportado en barco y en su estado gaseoso a través de gaseoductos. Europa cuenta con multitud de infraestructuras tanto para transportar el gas por gaseoductos como para regasificar la materia prima que llega en barco. Respecto a los puertos con infraestructura de regasificación se reparten por los principales puertos europeos. Destacar el puerto de Reganosa en A Coruña, especializado en buques gaseros de EE. UU. Una vez que el barco llega al puerto se conecta a la regasificadora, esta devuelve el gas a su estado habitual y lo introduce en la infraestructura gasista de España.
Inicio de la «Guerra del Gas»
Cuándo hablamos de dependencia energética de gas, Europa aparece en rojo. Pero cuándo hablamos de dependencia económica del gas, es Rusia la que aparece en rojo. Rusia vende el 87% de su gas a Europa. Pero el gas ruso equivale al 37% del que se consumen Europa. Esta situación indica que a Europa llegan otros proveedores de gas y esto es lo que quiere promover EE. UU. para dañar a Rusia mediante una guerra económica. La Unión Europea cuenta con una infraestructura gasista de primer nivel interconectada. El objetivo de EE. UU. es promover la llegada de gas Europa mediante barcos con gas natural licuado(GLP) Y a través de la infraestructura gasista existente, repartir los nuevos flujos de entrada de gas por toda Europa, evitando consumir gas ruso.
Respuesta y ataque de Rusia a la acción de guerra económica aplicada por EE. UU.
Rusia es consciente de la acción de EE. UU. y de su dependencia económica de Europa, por eso está tomando medidas. Rusia acaba de firmar un acuerdo con China para venderle gas a través de un nuevo gaseoducto que conectará los dos países en 2026. Este acuerdo tiene una importante doble lectura. Por un lado, Rusia responde a la acción de guerra económica de EE. UU. y diversifica sus exportaciones de gas. Por otro lado, suma el respaldo de China a su conflicto con EE. UU.
La unidad que muestra actualmente Rusia y China viene del aumento de acciones de EE. UU. y sus aliados, contra estos dos países. Y ante las nuevas sanciones que preparan, China y Rusia preparan su respuesta dónde más duele a EE. UU., en la economía. China y Rusia han comunicado, en su reciente reunión, que están preparando un nuevo sistema financiero y bancario independiente al actual que buscará sustituir el dólar por el euro. Un nuevo sistema financiero y económico paralelo actual al creado por EE. UU. Si Rusia y China consiguen desarrollar un nuevo mercado bancario y financiero independiente del dólar, el poder económico de EE. UU. se verá reducido.
Reacción de EE. UU. al apoyo de China a Rusia
Ante el apoyo de China a Rusia, EE. UU. ha movido ficha para devolver el golpe al país asiático. EE. UU. ha anunciado públicamente la venta de material militar a Taiwán. El material está formado por un sistema de defensa aérea de lanzamiento de misiles de interceptación, el sistema Patriot. Para entender el significado de este movimiento debemos hablar de las relaciones entre China y Taiwán.
Japón, el último país en sumarse a la «Guerra del Gas»
Las relaciones entre Japón y China distan mucho de ser, por lo menos, correctas. La carrera militar llevada a cabo por China en los últimos años ha preocupado a Japón. El país del sol naciente es un aliado de EE. UU. en Asia y el Pacífico, frente a China. La precipitación de los acontecimientos a raíz de la «Guerra del Gas», tras el apoyo de China a Rusia y la respuesta de EE. UU. militarizando Taiwán, ha obligado a Japón a posicionarse. Ha ofrecido a EE. UU. su colaboración para llevar GLP a Europa y participar en el aislamiento del gas ruso.
Como suenan los tambores de la guerra fría en la geopolítica internacional. Pero Japón lo único que puede hacer es suministrar a sus aliados. Su ejército está en reconstrucción y pagarán la falta de militares en conflicto.