Crimea, la chispa del Ártico
La anexión de Crimea por Rusia en 2014, supuso el cambio de las relaciones respecto al Ártico. Moscú siempre tuvo una actitud cooperativa y predecible en el Ártico, con el objetivo de priorizar la explotación económica y comercial. Pero tras la anexión de Crimea, la OTAN decidió que debía reforzar su posición en el territorio, ya que según la Organización Atlántica, Moscú podría llevar a cabo operaciones militares contra intereses rivales. Desde ese momento, se ha producido una escalada de refuerzo militar por todas las partes, mostrando un nuevo lugar donde se enfrentan las grandes potencias.
Rusia, la potencia de referencia en el Ártico
La situación de Rusia en el Ártico tiene dos perspectivas principales. Militarmente, el deshielo, provoca un amplio espacio de debilidad para Moscú, que trabaja para corregirlo. Pero económicamente, puede suponer todo un despertar. A las reservas de todo tipo de recursos se le suma la posibilidad de controlar nuevas rutas de transporte.
Capacidad militar
Moscú fue el primer gobierno en mostrar sus intereses en el Ártico, lo que le confiere una importante ventaja militar. Ya que durante décadas se ha dedicado a descubrir, investigar y explotar el espacio, por delante de sus rivales, gracias a su flota de buques rompehielos, con el objetivo de prepararlo y poder usarlo en su defensa. Debemos entender que Rusia controla el 53% de la costa del Ártico, sumado al deshielo, puede ser una zona de ataque extranjero. Ante esta situación y el reconocimiento de que EEUU pueda tener superioridad militar, Rusia ha preparado el territorio para desarrollar una estrategia de «denegación de área»(A2/AD).
Desde que en 2014 abrió una vieja base militar en la zona ártica de los tiempos de la Guerra Fría, Rusia ha renovado todas sus bases en la región, y ha construido 475 nuevas áreas militares, incluidos 16 puertos de gran calado. La estrategia A2/AD busca dificultar y encarecer los intentos de acción sobre su territorio, contra acciones procedentes del entorno naval superior, de un rival.
Es el mismo caso que aplica China con el «Collar de Perlas«. Ambos países reconocen que EEUU cuentan con una significativa superioridad naval. Ante esta situación, ambas naciones han preparado y reforzado determinadas zonas marítimas para evitar una posible penetración de EEUU en su zona de influencia. Además, la Flota del Norte, la que tiene desplegada Moscú para proteger su costa ártica, ha sido reforzada en los últimos años y ha creado el Comando Estratégico Conjunto de la Flota del Norte.
Materias primas y rutas comerciales
Como nos ha mostrado las sanciones aplicadas en la Guerra de Ucrania, Rusia tiene dependencia económica de producción y exportación de materias energéticas. Un punto fundamental para comprender el interés ruso por este espacio geográfico. Moscú ha intentado ampliar su zona económica exclusiva (ZEE), más allá de las doscientas millas estipuladas en los convenios marítimos. El aumento de la zona abarcaría parte del Mar de Barents, Mar de Okhotsk, Estrecho de Bering y aguas libres, zonas también reivindicadas por Noruega, Dinamarca, Canadá y Estados Unidos.
Además de reclamar, junto con Noruega y Canadá, la zona de Lomonosov. Esta zona es clave y se espera disputas por ella, es un punto geoestratégico que posibilita el control directo de la Ruta Marítima del Norte (RMN). Esto posibilitaría a cualquiera de los tres países un aumento en la exportación de los recursos extraídos de la zona y la importación de otros recursos que contribuirían al desarrollo del país con derecho. Todo ello, permitiría a la nación dominante en la zona de Lomonosov, la una posición privilegiada en el ámbito del transporte marítimo internacional.
Pero Moscú debe pedir ayuda para poder llevar a cabo estos proyectos. Rusia presenta carencias en materia de infraestructuras y tecnología para la explotación de estos recursos, factores que colocan a Moscú en una situación de dependencia respecto de la inversión extranjera. Y China no ha dudado en colaborar, como lo está haciendo con el Kremlin, en la Guerra de Ucrania.
China
La situación de China en el Ártico es una muestra más de su búsqueda por el dominio sobre las materias primas globales, que garanticen su ritmo de crecimiento y facilite el control del mercado. Beijing no ha dejado de invertir para intentar reducir su dependencia económica de la importación de fuentes de energía, destacando los hidrocarburos. China, sin ser un estado ártico, ha invertido cerca de 90.000 millones de dólares en la región entre 2012 y 2017. La dejación de otros países respecto al interés o capacidad en el territorio, como EEUU, que el fracking le permite extraer petróleo más barato cerca del consumidor, que obtenerlo en el Ártico, ha dado vía libre a China.
Además, el uso que hacen algunos países como arma diplomática frente a Estados interesados en la zona, ha facilitado a China hasta llegar a alzarse como miembro observador del Consejo Ártico. La estrategia de Beijing en la región, se basa en el desarrollo de la diplomacia activa, a través de la firma de acuerdos en diversas materias. El principal socio es China, que al igual que en otras zonas del país, le permite la explotación de los recursos a cambio de una parte de ellos y el acceso a tecnología. Esto impulsa las relaciones y economías de ambos países, que están preparando un nuevo modelo multiralista, para acabar con la posición dominante de EEUU desde la Segunda Guerra Mundial. Y el Ártico es un «granero», disputado por las principales potencias del mundo.
EEUU
El Ártico, para EEUU, ha quedado relegado a una posición secundaria respecto a otros territorios. Primero, porque siempre se ha mostrado partidario de establecer en el Ártico una zona legislativamente similar a las aguas internacionales. Un territorio con una gestión compartida por un organismo internacional. EEUU defiende esta postura, porque de realizarse un reparto proporcional del espacio, saldría perjudicada respecto a Rusia o Canadá. EEUU sólo tendría la parte correspondiente a Alaska, mientras Rusia tendría más del 50% de los derechos sobre el territorio.
En segundo lugar, Washington ha centrado sus actividades en oriente Medio, Europa y cada vez más en Asia-Pacífico, donde las tensiones con China por Taiwán no dejan de aumentar. Pero esto no quita que EEUU tenga capacidad militar en la zona, ya que menos Rusia son todos de la OTAN, y ahora espera sumar a Suecia y Finlandia, expertos en guerra ártica.
Guerra Ártica
La guerra ártica engloba las operaciones militares afectadas por la nieve, el hielo, las condiciones de deshielo o el frío, tanto en tierra como en el mar. Los estados situados en territorios con condiciones de frío extremo, sea durante todo parte del año, tienen ejércitos adaptados a esas condiciones. Debemos recordar la importancia de la climatología, ya que el frío ha sido un factor decisivo en el fracaso de una campaña, como ocurrió con la invasión francesa de Rusia en 1812, la invasión soviética de Finlandia en 1939, y la invasión alemana de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
Un tipo de enfrentamiento con el que comparte características, es la guerra en la montaña, que nos da un ejemplo perfecto de las mayores necesidades de un ejército en condiciones extremas. Debemos entender, que estas áreas presentan peligros naturales como relámpagos, fuertes ráfagas de viento, desprendimientos de rocas, avalanchas, acumulaciones de nieve, hielo, frío extremo y glaciares con sus grietas. El terreno irregular en general y la lentitud del movimiento de tropas y material son amenazas adicionales para los combatientes. El movimiento, los refuerzos y la evacuación médica hacia arriba y hacia abajo de pendientes empinadas y áreas a las que ni siquiera pueden llegar los animales de carga implican un enorme esfuerzo de energía y conocimientos.
Equipo, preparación y dinero
Un ejército preparado de manera profesional para la guerra ártica, requiere inversiones millonarias, ya que desde el equipo hasta la preparación se multiplica respeto a la guerra en campo abierto. Los mayores gastos van desde la protección de personal, vehículos y armas contra la nieve y el frío hasta capacitar al personal para que se endurezca frente a las condiciones encontradas y sea capaz de improvisar un refugio a partir de los materiales encontrados. Además, de formar en movilidad sobre esquís, gestión de carreteras invernales, ejecución de travesías sobre hielo y conversión de vehículos de ruedas en versiones sobre orugas.
Todos estos gastos no permiten tener ejércitos amplios de guerra ártica a todos los países, solamente a aquellos con capacidad económica y necesidades estratégicas como Rusia. Pero la capacitación de Moscú en este tipo de guerra, ha llevado a sus vecinos a especializarse también en este tipo de batallas, destacando Canadá, Noruega, Suecia y especialmente Finlandia. Estos estados, con una gran capacidad económica, climas extremos y desconfianza de Rusia, han desarrollado grupos militares especializados en este tipo de guerra. Esto explica parte de la despreocupación de EEUU en el Ártico, ya que Noruega y Canadá forman parte de la OTAN, y Suecia y Finlandia están en camino.
Suecia y Finlandia, el fichaje ártico
Ambas naciones nórdicas son miembros de la Unión Europea, lo que facilita las relaciones con el resto de países miembros de la UE y la OTAN. Sus fuerzas participan regularmente en los ejercicios militares de la organización y son hábiles en la guerra del Ártico. Este punto es fundamental, ya que el deshielo en esa zona del planeta, se espera que provoque una carrera militar por el control de las nuevas rutas marítimas. Además, sus tropas están entrenadas para luchar y sobrevivir en los bosques helados de Escandinavia. Aumentarían significativamente las capacidades de la alianza en el Báltico y el norte de Europa, donde Rusia mantiene una importante presencia militar.
Finlandia cuenta con el servicio militar obligatorio y posee el cuarto mayor ejército del mundo en reserva, con 900.000 tropas. También posee aviones de combate F35, mientras Suecia tiene baterías de misiles Patriot y ha disparado la compra de material militar en los últimos meses. La entrada de Suecia y especialmente Finlandia, dará a la OTAN un preparado y profesional ejército ártico.
Super interesante el enfonque estratégico del deshielo militarmente hablando…
Por otra parte, EEUU gana por partida doble al entrar en la OTAN suecia y finlandia. La geoestrategia junto con el funcionamiento de las áreas de influencia son cada vez más importantes en el mundo globalizado de la actualidad.