Los hijos de las tecnológicas. La ansiedad, el negocio del siglo

Las grandes empresas han llegado a un poder tal, que han cambiado todo, empezando por nuestros jóvenes. En especial la generación nacida entre 1995 y 2005, conocida como generación Z, o generación de las dos crisis. Este conjunto de jóvenes está marcado por profundos cambios tecnológicos y las crisis de 2008 y 2020. Estos jóvenes vieron como sus familias, vecinos o conocidos pasaron hambre, necesidad o pobreza. ¿Qué podemos esperar de esta generación que ha nacido por y para la tecnología en tiempos convulsos?

Nacidos entre dramas y pantallas


La principal característica de estos jóvenes es que nacen con la tecnología en un entorno de inestabilidad. Adolescentes, que se están formando como personas, sufren en su familia o en su entorno la crisis del 2008. Esta gran depresión económica les hace ver el mundo con otras prioridades y con otros objetivos. La situación económica de 2008 es la que cambia esta generación y produce la ruptura con los nacidos antes de 1995. Desde la crisis de 2008 la economía ocupa continuamente los informativos. Las noticias económicas y el miedo a la pobreza calan en esta generación. Una sociedad dónde las decisiones económicas tienen un peso prioritario sumado a la sociedad tecnológica en la que nacieron. Crean un conjunto de seres moldeados entre la ansiedad tecnológica, monetización y «postureo».

Esta generación conoce y le da valor al dinero, ya que tiene miedo y en muchos casos sabe que es la pobreza. Son emprendedores e independientes, han tenido que aprender a quererse y cuidarse para no darles más preocupaciones a sus padres. Estos motivos les llevan a querer emprender para ganar dinero, puesto que no quieren les falte nada a su familia en el futuro. Pero esta situación también les juega en contra, esta generación es la más propensa a engancharse a las apuestas, inversiones fraudulentas y todo aquello que prometa ganar dinero rápido. Han nacido con la inmediatez que da la tecnología, quieren y están acostumbrados a tener todo en el momento. Llevan la importancia del dinero en la mente, junto a la inmediatez tecnológica y a unas redes sociales que nos echa en cara el éxito de los demás, nos da una generación nacida para ansiedad.

Necesidades creadas en la red, ansiedad manifiesta

La combinación de tecnología, redes sociales y necesidad de dinero es la clave para entender esta generación.
El capital se mueve en el contenido e información en internet, lo que lleva a estos jóvenes a buscar el dinero en la red. Encuentran entre sus referencias a jóvenes que con apenas 25 años han montado imperios haciendo uso de la tecnología dispuesta en internet. Juventud que han creado imperios generando contenido. Los referentes actuales de mucha gente joven son ricos menores de 30 años que se han enriquecido en internet. La red ha hecho ricos a estos pocos jóvenes de la misma manera que le ha metido en casa apuestas online y otros vicios en casa de muchos otros. Por cada uno que triunfa en la red, vamos a tener un número de personas que desarrolle graves trastornos con adiciones de todo tipo. Sólo hay que ver las casas de apuestas llenas de jóvenes.Sumado a casinos, loterías y etc.

Desde el Covid la inversión en bolsa se ha disparado. La gente ha escuchado que se gana mucho dinero en bolsa, a base de publicidades engañosas, los jóvenes han accedido a los mercados internacionales en masa. El problema es que no lo hacen con una formación adecuada, sino por la obsesión de ganar dinero. Sumado al continuo «postureo» en las redes de gente que dice ganar mucho en bolsa. Es muy probable que los brókers paguen a esta gente reconocida para que hable de inversiones y llevar más jóvenes sin formación a regalar su dinero en los mercados. Les voy a dejar un dato: el 90% de los inversores a largo plazo pierde dinero. Estos jóvenes bombardeados por las redes y con ansiedad por el capital, han encontrado una nueva casa de apuestas en la bolsa.

Persona caracterizada de zombie delante de una pantalla.

La ansiedad el negocio del siglo

Otra característica que debemos destacar de esta generación es el valor que le dan a la imagen personal. Les recomiendo que busquen en su plataforma de vídeo de confianza «Outfis de la calle». En estos vídeos podrán ver a chicos y chicas que están dispuestos a pagar 300 euros por un chándal. Podrán ver a jóvenes dependientes de las redes sociales que tienen que mostrar que son los primeros en tener esa cosa de moda y que la pueden pagar. Gastando barbaridades en determinados productos que los hagan parecer diferentes pero con dinero.

Debemos tener en cuenta que estos jóvenes son «bombardeados» continuamente en sus pantallas. Cada vez que acceden a internet un aluvión de anuncios les incitan a consumir. Que no nos extraña ver a jóvenes con sudaderas de los Simpson de 600 euros, de marca Balenciaga. Es tal la cantidad de publicidad que sufrimos, que el consumo es un arma usada para intentar cubrir las necesidades, depresiones o ansiedad. Estos problemas, a su vez, son creados y potenciados por las redes.

Las empresas tecnológicas han generado con la ansiedad el negocio del siglo. Nos escuchan y guardan toda nuestra información, por lo cual saben lo que necesitamos. Luego nos ponen publicidad sobre lo que nos quieren vender, para cubrir necesidades que detectaron de analizar nuestra información. Acompañan esta publicidad con algún rostro conocido o alguien que se le asemeja. Y el toque final, estas personas que salen en la publicidad se muestran felices y exitosas. Ahí está la clave, quieren dejar en nuestro cerebro la idea que seremos más felices al consumir ese producto. Y en las sociedades modernas donde la depresión o ansiedad es habitual, estas estrategias son un éxito y un círculo virtuoso. Ya que tas comprar ese producto y seguir deprimido, le llevará a comprar más.

Hay que poner límites a las tecnológicas

A los cambios sociales que se han dado en las últimas décadas, se le ha añadido la sociedad «conectada». La tecnología por muy bien que se use tiene una base peligrosa. El poder que genera y concentra en 10 empresas es tan grande que pueden influir en cambiar gobiernos. Y no un gobierno cualquiera, sino hasta el de EE. UU. Qué poder e intereses tiene una red social que cierra un perfil a un presidente, pero por ejemplo permite cuentas de los talibanes. Nunca hemos sido tan dependientes, individualistas y depresivos.

Empieza a ser evidente que tenernos enganchados en las pantallas ya no sólo es un negocio, sino la forma más rentable de controlarnos a base de ansiedad. ¿Y qué podemos esperar de una generación de jóvenes que ha nacido con estas tecnologías de la mano?. Sus hijos han pasado más tiempo con YouTube que con usted, y posiblemente usted dedique más tiempo a las pantallas que a preocuparse por ellos. El separarnos y ponernos ante una pantalla, individualizarnos, es lo más rentable que han encontrado las «Big Tech». El ser humano ha nacido para estar con gente, si no tienes contacto cara a cara con otras personas, estás deshumanizado. Eres sólo un consumidor delante de la pantalla, justo lo que buscan las tecnológicas.

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