El 1 de mayo de 2022, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas visitaba África y avisaba de que la situación no para de complicarse en el continente africano. A la situación ya difícil de desertificación, cambio climático y escasez de lluvias, al continente africano se le sumó la crisis del Covid. A diferencia de otros territorios, el principal daño no vino del propio patógeno, si no, por las consecuencias del mismo. Ante el estrangulamiento de las cadenas comerciales mundiales por la pandemia, se le sumó el acaparamiento de los países occidentales, con mayor capacidad de compra, desplazaron a la mayoría de países subdesarrollados.
A finales de 2021 y comienzos de 2022, África comenzaba a recuperar los flujos de alimentos internacionales, especialmente trigo, en volúmenes similares a los anteriores a la pandemia. Pero el 24 de febrero, Moscú, iniciaba el ataque a Ucrania, disparando en los mercados el precio de parte de las materias primas, destacando las materias energéticas y el trigo. La guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto en relieve la dependencia mundial del suministro de trigo procedente de ambos países y la afectación a los precios de los combustibles. Debemos entender que 25 países africanos dependen del suministro de trigo de Rusia o Ucrania; 21 de ellos importan la mayoría de este cereal de Moscú.
La cuádruple crisis que golpea África
En su visita a África, António Guterres, mencionó lo siguiente, «cuando se habla de la situación socioeconómica, es imposible no mencionar la guerra en Ucrania y su impacto en África». El jefe de la ONU hizo estas declaraciones tras reunirse con el presidente de Nigeria, Macky Sall, que añadió que la guerra de Ucrania es «una tragedia humana» que puede tener «un impacto dramático en las economías, en particular en las de los países en desarrollo».
La ONU estima que 250 millones de personas podría verse abocado a la pobreza extrema este año, debido a las consecuencias del conflicto en Ucrania.
Crisis energética
El conflicto en Ucrania está haciendo subir los precios de los combustibles en todo el mundo. Lo que dificulta el acceso a la energía en todo el planeta, pero en especial en aquellos países subdesarrollados. Debemos entender que en los mercados internacionales se han disparado los precios de los combustibles, ante el miedo de que la guerra de Ucrania afecte a los suministros. Sin energía los países no pueden funcionar y las naciones han iniciado una nueva «competición» por hacerse con las mayores reservas posibles, ante la inestabilidad general amplificada desde Europa. Esta situación golpea doblemente a África, especialmente aquellos pobres en hidrocarburos. Por un lado, disparan los precios y por otro acaparan la producción, dejando sin acceso a parte, de los países subdesarrollados.
Crisis financiera
La subida de los precios, ha llevado a ampliar los desajustes fiscales de la mayoría de países africanos. Esto no permite que puedan hacer frente a sus pagos de deuda y están dejando de pagar a parte de los funcionarios, entre ellos soldados y o policías. Esta situación, destacando el Sahel, puede disparar la presencia de grupos yihadistas ante una posible descomposición de los estados africanos. António Guterres ha pedido a las instituciones financieras internacionales, «que deben proporcionar urgentemente un alivio de la deuda, aumentando la liquidez y el espacio fiscal», «para que los gobiernos puedan evitar el impago e invertir en redes de seguridad y desarrollo sostenible para sus pueblos».
Crisis política
El pasado mes de marzo, Josep Borrel, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, anunció que la Unión Europea detendrá sus misiones de entrenamiento militar en Mali. El anuncio coincide tras la matanza llevada a cabo en Moura. Supuestamente habría sido ejecutada por militares malienses con la colaboración de instructores rusos del grupo Wagner. Los gobernantes de Mali, junto a los gobernantes de otros países del Sahel, llevan tiempo avisando que las misiones europeas no consiguen frenar el avance del terrorismo en la región. Desde la ONU se teme que la situación de crisis, aumentada por la Guerra de Ucrania, dispare el yihadismo en la región. Además, del miedo de la UE a que los gobiernos africanos confíen Rusia, para mantener el orden, mediante sus prácticas «inhumanas».
Crisis alimentaria
Entre 2018 y 2020, África ha importado 3,7 mil millones de dólares en trigo de Rusia y 1,4 mil millones de dólares de Ucrania. Las compras africanas a Moscú corresponde con el 32% del total, y las de Kiev con el 12%. Estamos hablando de que casi la mitad del trigo que se consume en África, proviene de estos dos países. A día 10 de mayo de 2022, Ucrania espera perder un tercio de la cosecha anual. Y de igual manera que pasa con los combustibles, los países africanos se ven expulsados del mercado ante la imposibilidad de acceder y pagar los precios actuales.
Además, la subida de precios de la maquinaria agrícola, los fertilizantes o las propias semillas por la guerra, han dañado aún más a la mayoría de sociedades africanas. La agricultura es el mayor sector económico de África, representando en los últimos años aproximadamente el 15% del PIB total de la región y más de 100 mil millones de dólares anuales. Esta situación, junto a la falta de suministro, puede llevar a la pobreza extrema a 250 millones de africanos.
Pero además, hay una clave que relaciona la crisis política con la alimentaria, Rusia es el mayor exportador del mundo de trigo y a diferencia de Ucrania, su cosecha no ha sufrido daños por la guerra. 25 países africanos dependían del suministro de trigo de Rusia o y Ucrania en el año 2021, 21 de ellos importaban la mayoría de este cereal de Moscú. Tras la guerra, los 25 han pasado a ser compradores prioritarios de Rusia, lo que aumenta el poder del Kremlin en África.
La geopolítica del trigo
El trigo, el maíz y el arroz siguen siendo la base de la dieta en todo el mundo. El uso de los alimentos como arma geopolítica nace con el desarrollado de los imperios y llega hasta el día de hoy. Un ejemplo de ello, lo vimos en la Guerra Fría, con EEUU como potencia líder en producción. Esto le permitió acercar a diferentes países a sus intereses a cambio del suministro de trigo, y ahora lo vemos con Rusia.
Rusia y Ucrania se encuentran entre los mayores productores de trigo del mundo. Destaca el puesto de Moscú como principal exportador, junto a una Kiev que se encuentra en el sexto lugar. En conjunto, ambos países representan el 27 % del comercio mundial de cereal. La guerra ha agravado la incertidumbre, ha desestabilizado el mercado agroalimentario y ha aumentado aún más los precios globales de los alimentos, lo que pone entre la espada y la pared a gran parte de los gobiernos de África.
Rusia y el trigo en Mali
En las dos votaciones en la Asamblea General de la Unión Europea, en las que se exigía la retirada de Rusia de Ucrania, solo un poco más de la mitad de los votos africanos estaban a favor de Ucrania, mientras que los otros se abstuvieron o votaron en contra de la resolución. La mayoría de los informes sobre los votos divididos de África se enfocaron en las alianzas político-militares y en las inclinaciones políticas e ideológicas. Pero para llegar a esos acuerdos, el trigo ruso es clave. Una de las razones que está llevando a aumentar la influencia de Rusia en África, es la capacidad de ofrecer trigo en las negociaciones, arma que no pueden emplear para las negociaciones, otros países.
En las últimas semanas, conocimos que Alemania y Francia se retiraban de misiones antiterroristas en Mali. Uno de los motivos es la negativa del gobierno de la junta militar de celebrar elecciones, como le pedían los países europeos desplegados en el país. Pero la otra se debe a presencia de Wagner, grupo paramilitar a sueldo del Kremlin, usado para llevar a cabo misiones que generarían un daño reputacional si las hiciera el ejército regular. Se cree que el gobierno del país, habría accedido a la presencia de Rusia frente a la de los países de la UE, por la falta de resultados contra el terrorismo. Pero Mali y Rusia ya tenían firmado el acuerdo desde 2019, y una de las claves para el acuerdo, sería el suministro de trigo ruso durante los próximos años.
A cambio, Moscú tiene acceso a reservas estratégicas de metales que se encuentran en el país. Los acuerdos militares son importantes, pero para los países con carencias en el autoabastecimiento alimenticio, la presencia de trigo en las negociaciones, puede decantar la balanza.
Felicidades. El resto de medios publican más cantidad de noticias, pero todas lineales sin entrar al grano. La relación con la presencia de Wagner en el continente y la geopolitica del trigo muy bien desarrollado. Todo está enlazado.