El pasado 13 de marzo, una docena de misiles balísticos impactaron en las inmediaciones del consulado de Estados Unidos, al norte de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. La Guardia Revolucionaria de Irán se atribuyó minutos después la autoría del ataque y señaló que iba dirigido contra un centro de la Inteligencia israelí, Mosad, que estaría cerca de las dependencias estadounidenses.
Pero con el paso de los días el ataque ha cogido importancia y ha vuelto a la actualidad. Lo que se pensaba que era un ataque en respuesta a la muerte de dos combatientes iranís por parte de Israel, se ha mostrado como una actuación en múltiples frentes.
Ataque de Irán en Erbil, Kurdistán iraquí
Las tensiones entre EEUU e Irán estaban en un momento estable, cuando se acercaban a los dos años sin ofensivas directos entre ambos países. El último ataque por parte de Irán contra intereses de EEUU en Iraq se produjo el 8 de enero de 2020, la base Aérea Al Asad fue objetivo de un ataque con misiles. Fueron enviados más de una docena de misiles balísticos por las Fuerzas Armadas iraníes en represalia al ataque aéreo en el Aeropuerto Internacional de Bagdad ocurrido días antes, donde resultó muerto el general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds. La Fuerza Quds es una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en Guerra asimétrica y operaciones de inteligencia militar. Es la responsable de llevar a cabo operaciones extraterritoriales, y supuso un duro golpe para Irán.
Esta vez, la Guardia Revolucionaria de Irán se atribuyó minutos después la autoría del ataque y señaló que iba dirigido contra un centro de la Inteligencia israelí, Mosad, que estaría cerca de las dependencias estadounidenses. Pero la implicación del ataque va mucho más allá.
El Pacto nuclear de Irán en 2015
En 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso sanciones después de que Irán se negara a suspender su programa de enriquecimiento de uranio, que los gobiernos occidentales temían que estuviera diseñado para desarrollar la capacidad de producir armas nucleares. Las sanciones de Estados Unidos se dirigieron inicialmente contra las inversiones relacionadas con el petróleo, el gas y los petroquímicos. En 2012, y ante la continuidad de las sospechas sobre el programa iraní, EEUU aumenta las sanciones y entre otras, promueve la expulsión de Irán del sistema SWIF y el bloqueo a la venta de su petróleo. Irán responde que su programa nuclear es para fines civiles, incluyendo la generación de energía eléctrica y el uso médico
En 2015, Irán, por un lado, y Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia del otro, se propone garantizar que Irán no se dote de un arma atómica, aunque la República Islámica siempre negó que esa sea su intención. En ese año llegan a un acuerdo que brindó a Irán un alivio en las sanciones a cambio de límites estrictos a su programa nuclear. Sin embargo, se vino abajo cuando Estados Unidos lo abandonó en 2018 bajo el mandato del presidente Donald Trump, y en 2019 restableció nuevas sanciones contra Teherán. Trump ordenó cortar del sistema internacional el Banco Central de Irán y su fondo soberano. Según Donald Trump, se trata de las «sanciones más duras jamás impuestas a un país»
La vuelta al acuerdo de 2015, que no da llegado
Desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, su objetivo con Irán ha sido reincorporarlo al pacto nuclear a cambio de que frene el supuesto programa nuclear dirigido al desarrollo de armas. La negociación emprendida pretendía que los iraníes cumplan de nuevo los límites a su programa atómico, y que Estados Unidos retire las sanciones que reimpuso a Irán cuando abandonó el acuerdo en 2018. El progreso había sido rápido desde la salida de Trump y se estableció una tregua momentánea mientras se producían las nuevas negociaciones.
En abril de 2021 estuvo cerca de descarrilar. Lavrov acusó a la UE de socavar los esfuerzos para reactivar el acuerdo nuclear por las sanciones que impuso la víspera a varios responsables militares y policiales iraníes por la represión de las protestas populares en 2019. Al mismo tiempo, Irán anunció que aumentaría el enriquecimiento de uranio al 60% en respuesta al sabotaje a su planta de enriquecimiento de uranio de Natanz. Lavrov se ha declarado “atónito” por la decisión de la Unión Europea de prohibir la entrada en territorio europeo y congelar los haberes a ocho oficiales iraníes, incluido el jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hosein Salami.
A finales de 2021 el pacto parecía visto para sentencia tras meses de duras negociaciones. Estados Unidos, que lo abandonó en 2018, participa de forma indirecta. Las partes debían finalizar la última ronda de diálogo y volver a sus respectivas capitales con el cometido de recibir la luz verde definitiva. Pero la Guerra de Ucrania, lo haría saltar por los aires.
¿Estrategia de Rusia?
Recordamos que los firmantes del pacto con Irán en 2015 eran: Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia. En la que se esperaba que fuese la última reunión el pasado marzo, presuntamente, Rusia hizo una primera petición para que se permitieran los proyectos nucleares civiles relacionados con el con el programa nuclear. Ya que Rusia colabora en la construcción de la a central nuclear de Bushehr, considerada como la primera central nuclear civil construida en Oriente Medio, y la segunda instalación nuclear en la región tras el Centro de Investigación Nuclear del Néguev, en Dimona (Israel). Presuntamente los firmantes accedieron y permitirían a Moscú y Teherán lo demandado.
Pero ante el avance de la Guerra de Ucrania y el aumento de la presión internacional, más países fueron uniéndose y aumentando sanciones contra Rusia. Se presume que Moscú buscó bloquear el acuerdo, ya que esperaba un nuevo aluvión de sanciones contra su país, tras aprobarlo. Además, se esperaba algún tipo de firma paralela que supondría que el petróleo iraní podría volver en parte a los mercados internacionales, para compensar parte del expulsado petróleo ruso. ante estas circunstancias, el Kremlin, realizó una segunda petición a los países del acuerdo. Que le levantaran parte de las sanciones puestas por occidente y que le permitiesen mantener las relaciones militares y comerciales con Irán. Esta petición fue rechazada frontalmente por los países firmantes y supuso la ruptura de las negociaciones actuales.
Consecuencias de la rotura de las negociaciones
El ataque con misiles puede deberse a un toque de atención de Irán a Biden y EEUU, por «bloquear las conversaciones». La petición de Rusia habría pasado la responsabilidad de la decisión final a Alemania, China, Francia, Reino Unido y de Estados Unidos a través de estos. Irán ha sufrido considerablemente las sanciones impuestas por Trump en 2018, con caídas económicas y de bienestar social palpables, y el acuerdo le hace falta.
Con la rotura de las negaciones, Rusia, ha conseguido que Irán no mejore sus relaciones con estos países y principalmente con EEUU. Además, se asegura a un Teherán «creando tensión» en oriente Medio que supone una constante preocupación para la seguridad de Israel, principal aliado de EEUU. Esta puede ser la estrategia acordada por ambos países para llegar a un acuerdo. Que Irán aumente suficientemente los ataques en la región para presionar a los países firmantes, con dos objetivos. Por un lado, que pudieran suavizar las sanciones occidentales a Rusia, y por otro quitar parte de las sanciones a Irán con el Pacto Nuclear.
Rusia e Irán son dos aliados que se entienden y ayudan mutuamente. Han sufrido sanciones en los últimos años de los mismos países y saben lo qie hacer ante eso. La cuestión es que la colaboración no vaya mucho más allá, y despliegue unidades iranís en Ucrania.