Kazajistán, Bielorrusia y la eterna sombra de Rusia

El escenario geopolítico tras la pandemia ha puesto los conflictos internacionales en primera plana. Los desajustes económico-sociales han disparado la conflictividad en numerosos países. Esta situación está siendo aprovechada por diferentes estados para llevar a cabo sus planes expansionistas o dictatoriales. El desequilibrio internacional está provocando y acelerando multitud de estrategias prediseñadas para cambiar los intereses de las potencias globales.

Kazajistán ha saltado a los informativos de todo el mundo en la última semana por los disturbios en sus principales ciudades. Las protestas comenzaron por el descontento social por las subidas de los precios de los hidrocarburos. Pero rápidamente se transformaron en violentos disturbios. El presidente kazajo, Kasim Yomart Tokarev, dio la orden de «disparar a matar a los terroristas» y no dudó en calificar la situación como «intento de golpe de estado». Por si fuera poco, el presidente, solicitó la intervención de los ejércitos de sus aliados para estabilizar la situación. ¿Qué ha podido pasar para que de una protesta se pase a la intervención de una coalición de ejércitos aliados en Kazajistán?

Mina de carbón en Astaná (Kazajistán).

¿Qué debemos saber de Kazajistán?

Kazajistán es uno de los territorios más importantes estratégicamente hablando. Junto a Mongolia y Corea del norte, son los tres únicos países que tienen frontera a la vez con Rusia y China. Siendo la frontera Kazaja la más extensa con las dos superpotencias. También, ha sabido posicionarse en la relevante Ruta de la Seda. La histórica ruta comercial pasa por Oriente Medio, pero debido a los continuos conflictos armados en la zona este paso de mercancías ha perdido importancia. Kazajistán ha demostrado ser una ruta comercial segura. China decidió construir «la nueva Ruta de la Seda ferroviaria» pasando por territorio Kazajo. Su situación geográfica da acceso directo desde Asia a ciudades cruciales como Moscú o Berlín.

Kazajistán es el noveno país más grande del mundo, pero con una población de 19 millones de habitantes, lo que muestra una reducida densidad poblacional. De su economía debemos destacar sus diversificados sectores agrícolas y mineros preparados para la exportación. Es el décimo cuarto productor mundial de trigo, mayor productor mundial de lino, quinto productor mundial de melón, mayor productor mundial de uranio, décimo productor mundial de oro, noveno productor mundial de zinc, décimo cuarto productor mundial de petróleo o tercer productor mundial de cromo. También, se debe destacar que Kazajistán es uno de los países líderes a nivel global en la minería de criptomonedas.

Respecto a la política, Kazajistán, es independiente desde 1991 tras la desaparición de la URSS. El que era el primer secretario del partido comunista en la ex república soviética kazaja, Nursultán Nazarbáyev, se hizo con el poder en ese año. Cargo que ocuparía desde 1991 hasta 2019. En 2019 designaría a dedo a Kasim Yomart Tokarev, que ocupa el cargo de presidente desde entonces. Esta sucesión a dedo nos da una imagen del sistema político kazajo. Kazajistán está considerado un régimen no democrático por la IDEA (El Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral).

Bielorrusia en el 2021, Kazajistán en el 2022

El 1 de enero de 2022 se eliminaban los subsidios sobre hidrocarburos en Kazajistán. Esta medida provocó que se doblara su precio en menos de un día. Esta medida fue la gota que colmó el vaso para muchos ciudadanos del país. Desde 2019 las protestas en Kazajistán han ido a más. La búsqueda de un régimen democrático y el continuo acercamiento de los dos presidentes kazajos a Rusia, fue despertando un descontento social en la población. El aumento de las protestas llevó al gobierno autoritario a prohibir en 2020 las manifestaciones no aprobadas por el régimen. A este descontento social, que no cesó, se sumó las protestas del 2021 en Bielorrusia que fueron tomadas como ejemplo en el país kazajo. Kazajistán y Bielorrusia comparten historia como ex repúblicas socialistas, gobiernos dictatoriales y acercamiento de sus gobernantes a Rusia. Ya que Rusia protege las dictaduras amigas.

A partir del 1 de enero de 2022 comienzan las protestas en Kazajistán. Rápido se extienden por las principales ciudades. Ante el avance de las protestas y la pérdida de legitimidad el presidente kazajo, Kasim Yomart Tokarev, dio la orden de «disparar a matar a los terroristas» y no dudó en calificar la situación como «intento de golpe de estado por terroristas extranjeros». Con esta estrategia intentó hacer creer que los manifestantes eran terroristas extranjeros, para justificar el uso de la fuerza. Y, por otro lado, hablar de «extranjeros» para justificar la solicitud de tropas a sus aliados.

Debemos tener en cuenta que Kazajistán sigue formando parte de la órbita rusa mediante la Unión Eurasiática y la Organización del tratado de seguridad colectiva(CSTO). La Unión Euroasiática es una organización económica puesta en marcha por Rusia para «atar» económicamente a las ex repúblicas socialistas soviéticas. Forman parte de ella: Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Kazajistán. La CSTO es una organización político-militar con las mismas intenciones que la Unión Euroasiática pero desde el plano bélico. Forman parte de ella los mismos países de la Unión Euroasiática más Tayikistán.

Camiones logísticos militares en campaña.

La intervención de Rusia en Kazajistán, el ejemplo de Bielorrusia

En las protestas de 2021 Rusia intervino para ayudar a su aliado bielorruso, lo mismo que ha hecho con su aliado kazajo en estos momentos. Rusia, a través de la CSTO, ha enviado 2500 soldados a Kazajistán para apoyar al gobierno no democrático. El gobierno ruso no duda en intervenir en los países vecinos contra los manifestantes que claman reformas. Putin sabe que si permite prosperar esas reivindicaciones pueden llegar hasta Moscú y ser el final de su estrategia del nuevo «Imperio Ruso».

El gobierno autoritario ruso, como el de sus aliados, se mantiene gracias a dos puntales fundamentales. La falta de democracia que permiten a los gobernantes poner líneas rojas a su pueblo y mantener sus privilegios. Y la necesidad de un enemigo externo, EEUU, al cual no dudan en acusar veladamente de estar detrás de todos los males que afectan a sus países. Como vimos en Bielorrusia en el año 2021 o actualmente en Kazajistán, los ciudadanos piden mejoras y sus gobernantes los aplacan con puño de hierro. Ya que si consiguen su objetivo, la cúpula afín a Rusia que controla esos países, pierde sus privilegios y el poder ruso desaparece.

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