El pasado 16 de septiembre de 2022, Mahsa Amini fue detenida por la llamada Policía Moral acusada de llevar mal puesto el hiyab. Ella se resistió, fue agredida en comisaría y después falleció, con 22 años. Las autoridades iraníes lo califican de ‘desafortunado incidente’, para el pueblo, es un asesinato, pero ya no solo es un asesinato. El suceso ha causado indignación a lo largo de todo Irán y millones de mujeres y hombres se han lanzado a las calles.
Las protestas estallaron en los campus universitarios, y rápido afectaron a toda la nación. Comenzaron de manera pacífica, pero el descontento social las empujó, hasta el punto que se han producido múltiples ataques a la Policía Moral del país. Además de la retirada y destrucción de los retratos de Khomeini y Khamenei en ayuntamientos o la quema de las banderas del régimen.
República Islámica de Irán
Desde la Revolución Islámica de 1979 y tras siete décadas de monarquía constitucional, el Estado iraní adopta la forma de república islámica, de acuerdo con la Constitución de 1979. El sistema abarca varios órganos directivos conectados intrincadamente. El Líder Supremo de Irán es responsable de la delineación y de la supervisión de las políticas generales del Estado. Es, a su vez, comandante en jefe de las fuerzas armadas y controla las operaciones de inteligencia y la seguridad del Estado. Tiene la potestad de declarar la guerra, así como de designar y despedir al jefe del poder judicial, del órgano de radiotelevisión estatal, y al máximo comandante del Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica.
El Hijab, marca de la imposición de la Revolución de 1979
Convertido en un elemento integral de la fe, el velo es quizás el mayor recordatorio de que la teocracia instaurada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979 sigue en pie. El líder religioso declaró que sin esta prenda las mujeres estaban “desnudas” y aseguró que con solo cubrir el cabello de las mujeres la revolución ya era «un éxito». De hecho, su uso es obligatorio por ley y las mujeres que no se tapan en público se enfrentan a penas de prisión y multas. A pesar de su ubicuidad y poder simbólico, la imposición del velo no estuvo exenta de controversia.
Primeras protestas e instauración del Hijab en 1983
Cuando Khomeini anunció en 1979 la obligatoriedad de la prenda, las mujeres protestaron en las calles durante seis días. El ayatolá dio marcha atrás, pero un año más tarde impuso la obligación del velo en los puestos gubernamentales. En 1983 el hiyab se convirtió en obligatorio para todas las mujeres.
La «relajación de Rohaní (2013-2021)»
En las últimas décadas, se produjo cierta relajación en las maneras de vestir, en especial durante el mandado del expresidente reformista Hasan Rohaní (2013-2021). Por las calles de Teherán se ve a muchas mujeres que en realidad solo se tapan la parte de atrás de la cabeza, flequillos al aire, en especial por el norte de la ciudad, más pudiente. A lo largo de los años se han repetido las protestas por el velo, como las de 2017 protagonizadas por Vida Movahed, condenada a un año de cárcel por quitarse el hijab en público en varias ocasiones, y que fue indultada más tarde.
El retroceso de Ebrahim Raisí
Pero la llegada a la presidencia del ultraconservador Ebrahim Raisí en agosto del año pasado ha invertido la tendencia. El Gobierno de Raisí ha aumentado en los últimos meses la presión para que las mujeres cumplan con las estrictas reglas de vestimenta con más arrestos por parte de la temida Policía de la moral. Incluso se estudió el uso de software de reconocimiento facial contra las mujeres que no cumplan con la normativa por las calles.
Las claves del poder de Ebrahim Raisí residen en el Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica y la imposición del islamismo, en la Policía Moral.
Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica
Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica es una rama de las Fuerzas Armadas iraníes, fundada después de la Revolución iraní el 22 de abril de 1979 por orden del ayatolá Ruhollah Jomeiní. Mientras que el Ejército iraní defiende las fronteras iraníes y mantiene el orden interno, según la constitución iraní, la Guardia Revolucionaria (Pasdaran) está destinada a proteger el sistema político de la república islámica del país. Los Guardias Revolucionarios afirman que su papel en la protección del sistema islámico es prevenir la interferencia extranjera, así como los golpes de Estado por parte de los militares o «movimientos desviados». Unidades controladas por el Líder Supremo para perpetuarse en el poder.
Policía Moral de Irán
La fuerza es una presencia importante en la vida diaria de Irán y está encargada de implementar las estrictas interpretaciones de la moralidad islámica. Irán ha tenido varias formas de «policía de la moral» desde la Revolución Islámica de 1979, pero Gasht-e Ershad es actualmente la principal agencia encargada de hacer cumplir el código de conducta islámico en público. Tienen a cargo detener a las personas -principalmente mujeres- que violan el código de vestimenta conservador para «promover la virtud y prevenir el vicio».
Su atención se centra principalmente en garantizar la observancia del hiyab, el velo que cubre el cabello, y desaconsejar el uso de cosméticos. Las patrullas generalmente consisten en una camioneta con agentes masculinos acompañados por mujeres vestidas con chador -un velo que cubre la cabeza y todo el cuerpo- que se paran en lugares públicos concurridos, como centros comerciales, plazas y estaciones de metro.
Gasht-e Ershad
La Gasht-e Ershad está compuesta y respaldada por Basij, una fuerza paramilitar que inicialmente fue movilizada para luchar en la guerra Irán-Irak en la década de 1980. La Basij tiene presencia en todas las universidades iraníes para monitorear la vestimenta y el comportamiento de las personas, ya que es en los centros de educación superior donde los hombres y mujeres iraníes se encuentran por primera vez en un entorno educativo mixto.
Detenciones
Los agentes tienen el poder de detener a las mujeres que no llevan hiyab o lo usan incorrectamente, evaluando si muestran demasiado cabello, si su ropa es demasiado corta o sus pantalones son muy ajustados o si usan demasiado maquillaje. Los códigos también prohíben el uso de jeans rasgados, atuendos de colores brillantes y vestidos que expongan las rodillas.
Lecciones, multas, prisión o flagelación
Las personas detenidas reciben una notificación o, en algunos casos, son conducidas a un «centro correccional» donde se le da una lección sobre cómo vestirse y comportarse «con moralidad». Por lo general se les libera el mismo día y se les entrega a algún familiar varón. En ocasiones, los castigos por violar las reglas también pueden incluir una multa, prisión o flagelación.
Generalización de las protestas
El asesinato de Amini ha desatado indignación en todo el espectro político y social de Irán. Incluso varios clérigos y partidarios del régimen han llamado a la abolición de la policía de la moralidad, responsable de vigilar la conducta de los ciudadanos en la vida civil. La familia de Amini denunció en los medios locales que Mahsa se encontraba en perfecto estado de salud el día de su muerte. Adicionalmente, la policía se negó a compartir los resultados de su autopsia y presionó a la familia para que enterrara a Mahsa en medio de la noche y la amenazó para que se quedara callada.
Aunque en el pasado en Irán ha vivido eventos que han desembocado en protestas masivas contra la teocracia, las protestas por el asesinato de Amin han llevado a la gente a gritar en la calle que es hora de poner fin a la República Islámica de Irán. Las manifestaciones, que nacieron como un grito de libertad por parte de las mujeres, han comenzado a reflejar el malestar en el país producto de las dificultades económicas que sufre la nación y las opresivas normas que impone el régimen de los ayatolás.
Los cánticos de cambio se extienden
Muchas de las demostraciones ahora cantan pidiendo la caída del Ayatolá Alí Khamenei y de su hijo Mojtaba, visto como su potencial sucesor. En la ciudad de Rasht, al norte de Irán, se escucharon cantos clamando “muerte al dictador” y “muerte al opresor”.
Las protestas por la muerte de Mahsa Amini en Irán han unido a personas de diferentes clases sociales, dejando ver el descontento con la República Islámica. Es una revolución con muchísima repercusión y un avance histórico contra el régimen teocrático.