En las últimas semanas, hay un tema recurrente que tratan todos los medios de comunicación. La fiebre por el gran apagón. Esta noticia surge de una información del ejército austríaco que avisaba de un posible apagón. Se debe indicar que no es casualidad que se dé veracidad a este informe, ya que el ejército austríaco facilitó hace unos años un informe similar a su gobierno en el que hablaba del peligro de los virus en un entorno globalizado. A este informe se le ha dado una importancia tal, que todos los medios de noticias lo han emitido.
Debemos tener en cuenta que los apagones son habituales en todo el mundo. Por ejemplo un apagón de una hora afectó a zonas de Madrid, Castilla la Mancha y Andalucía el 23 de julio de 2021. Un accidente de un hidroavión, que choco contra la red eléctrica, provocó que 640.000 personas de estas regiones quedaran sin luz. Muchos más ejemplos encontramos cuándo los temporales derriban árboles que caen contra los tendidos eléctricos. Pero debemos entender una cosa, el apagón al que se refiere el ejército de Austria, es de otro tipo.
¿Qué es el gran apagón o «black out»?
El gran apagón o «Black out» se refiere a un corte de electricidad masivo. Además de ser en una gran zona de territorio como podría ser en Europa, la avería tardaría días o semanas en repararse. Por lo cual no estamos hablando de un apagón a los que estamos acostumbrados en Europa, si no, a un corte de suministro mantenido en el tiempo. Esto implicaría la paralización de la sociedad europea durante un número indeterminados de días. En el mejor de los casos, ya que los planes de reparación se centrarían en grandes áreas de población. Las zonas menos pobladas podrían estar semanas sin electricidad.
El aviso del ejército fue tomado en serio por el gobierno del país centroeuropeo. Austria comenzó una campaña informativa dirigida a la población, explicando que el fenómeno del gran apagón podría darse en los próximos 5 años. Alemania le dio validez al informe, hasta el punto que comenzó a dar formación en algunas ciudades sobre como actuar ante una circunstancia de este tipo. Entre los consejos que daban tanto el gobierno Alemán como el de Austria, es la preparación de un kit de supervivencia. Un conjunto de alimentos, botiquín primeros auxilios, medicamentos necesarios, medios caloríficos y de iluminación que permitan a las personas poder sobrevivir sin electricidad durante un tiempo. Con especial énfasis en las ciudades, en dónde un fallo de suministro eléctrico prolongado alteraría completamente el ritmo de vida y provocaría desabastecimiento a corto plazo.
¿Qué puede y qué no provocar el gran apagón? ¿A qué escenarios nos enfrentamos?
Lo primero que debemos tener claro es que la red eléctrica funciona en ondas, y para que funcione correctamente el sistema tiene que tener estabilidad. Las ondas tienen que ser los más similares posibles, más similitud de onda más estabilidad. La estabilidad es la clave para que funcione bien un sistema eléctrico.
Entre las posibilidades que pueden provocar el gran apagón destacamos: causas naturales, problemas del sistema o ataques de cualquier tipo. Para hablar del gran apagón vamos a usar de referencia la red eléctrica de la Unión Europea. Para que sea considerado «black out» tiene que afectar a un cierto tamaño de territorio y a un número importante de personas como puede ser el caso de la UE.
Ante estas circunstancias que podrían provocar el gran apagón se presentan tres posibles escenarios: uno simple o tipo 1, se daría con efecto reducido a una zona concreta y un tiempo de horas; uno intermedio o tipo 2, un desequilibrio en una zona más amplia y con un tiempo de escasos días y la ola «monstruo» o tipo 3. Se denomina ola «monstruo» porque sería un gran desequilibrio que de golpe tumbaría la red. Vamos a ver que causas pueden provocar estos tres escenarios.
Causas naturales y causas del propio sistema
Entre las posibles causas naturales que pueden afectar a la red eléctrica podemos destacar las tormentas solares, terremotos de gran intensidad, DANAS(depresión aislada en niveles altos)extremas u otro tipo de sucesos catastróficos no predecibles. Estamos hablando de fenómenos que afectarían a la red de manera general o en un gran número de puntos, lo cual no podría permitir la estabilidad del sistema. Además, la resolución del problema se vería ralentizada por el propio suceso que tumbó la red. En este caso estaríamos ante un escenario de ola «monstruo» o tipo 3. Un desajuste masivo provocaría la caída del sistema y llevaría días incluso semanas en restablecer el servicio.
Otra causa podría darse con problemas generalizados del propio sistema. Hasta hace unos años los sistemas de producción europeos se basan en grandes productores y muy estables: Centrales de carbón, centrales de ciclo combinado, hidroeléctrica y nucleares. La característica principal que tienen es la estabilidad, se sabe y se puede mantener en el tiempo lo que se va a producir, lo que da seguridad al sistema eléctrico.
Actualmente, se han incorporado multitud de nuevas fuentes de manera descentralizada, como parques eólicos o plantas fotovoltaicas, lo que provoca que sea un sistema mucho más descentralizado. Pero además estas nuevas fuentes de producción son más irregulares, más inestables. A mayores, tienen que ser respaldadas por centrales consideradas estables como las cuatro antes mencionadas, sin embargo, surge otro problema. Debido a la búsqueda de un sistema eléctrico renovable se han ido desconectando centrales de carbón, nucleares y de gas lo que quita estabilidad al sistema. Estas circunstancias podrían provocar escenarios de tipo dos o intermedio en la UE: problemas de producción en varios sitios a la vez que provocarían caídas que se tardarían en recuperar varios días.
Otro problema del propio sistema podría ser que un territorio se quedara sin los combustibles básicos con los que produce o respalda el sistema. Por ejemplo, que Polonia se quede sin carbón, Francia sin uranio o España sin gas para los ciclos combinados. En este caso estaríamos ante un escenario simple o de tipo 1: provocaría problemas en una zona concreta durante pocas horas.
Ataques o sabotajes a la red
Otra referencia del informe del ejército austríaco habla sobre un posible ciberataque que podría bloquear la red. Este aviso sobre ataques informáticos hay que ampliarlo a lo que se conoce como guerra híbrida o estrategia híbrida. Una estrategia híbrida es un conjunto de operaciones dónde se utiliza todo tipo de medios y actividades con el objetivo de desestabilizar un territorio y provocar la polarización de su sociedad. Los ciberataques, desinformación y noticias falsas son los campos dónde se libran las nuevas guerras. En Europa se acusa a Rusia y China de ataques informáticos a la UE dentro de una estrategia híbrida más completa. Es una parte habitual de la geopolítica actual. Por el ejemplo el que paralizó el SEPE(Servicio Público Estatal de Empleo).
Los ciberataques son la acción que más preocupa en la actualidad y se engloban dentro de ataques híbridos. Estas acciones buscan Departamento de Seguridad Nacional(DHS) estadounidense dio la voz de alarma debido al aumento de ciberataques contra empresas e infraestructuras básicas. El pasado mes de julio un ciberataque logró bloquear un oleoducto en el sur de EE.UU. cortando el paso de más de dos millones de barriles de petróleo durante varios días. Esto expone la fragilidad de los sistemas básicos actuales a los ataques informáticos. La posibilidad de un ataque informático sobre la red eléctrica es una cuestión que está la orden del día, consigue paralizar una sociedad y debilitarla ante un ataque terrestre posterior.
La diferencia entre la red eléctrica de España y la de Austria
La preocupación por el gran apagón en Austria es entendible. Su sistema destaca por la interconexión. Comparte red eléctrica con Alemania y Suiza además de tener conexiones con los sistemas vecinos. Por lo cual un fallo en algún país con el que comparte sistema, o un fallo en los sistemas vecinos, le afecta. En cambio, España sólo comparte red eléctrica con Portugal y está aislada(las interconexiones actuales con Francia y Marruecos no llegan al 4% del total) del resto de países.
Esto es una desventaja en plano económico, ya que si un país vecino produjera electricidad más barata se la podrías comprar. Pero a la hora de un problema generalizado en las redes, España podría cortar las conexiones externas y aislarse. Podría darse que Europa estuviera sin electricidad y España con un suministro eléctrico normal. Además, España sólo utiliza el 30% del total de capacidad de generación instalada. Si falla los métodos habituales de producción, España, tiene otras fuentes a partir de las que generar electricidad.
Aclaración final
Se debe aclarar que la probabilidad de que suceda es muy reducida. Pero no se debe olvidar el desabastecimiento puntual en la pandemia o en sucesos como la tormenta Filomena. Estas situaciones exigen a gobiernos, familias y empresas prepararse para cualquier tipo de catástrofe.
Para finalizar, se debe mencionar que prepararse para un posible suceso no es consumir y consumir. Prepararse para un posible problema, a mayores delos kit de supervivencia, es crear planes de reunión o rescate por si no funcionan las comunicaciones. Es tener pensado que hacer y como actuar ante dificultades. Esto evita caer en alarmismo consumista (sea el caso o no) es tener un plan para lo que pueda pasar en cualquier situación a medio plazo.