Parte I. En el 12 de mayo de 2022, el ingreso de Finlandia en la OTAN está más próximo que nunca después de que el presidente del país, Sauli Niinistö, y la primera ministra, Sanna Marin, tomaran este jueves la histórica decisión de apoyar la adhesión, rompiendo con más de ocho décadas de no alineamiento. «Finlandia debe solicitar su ingreso en la OTAN sin demora. Esperamos que los pasos a nivel nacional aún necesarios para tomar esta decisión se tomen rápidamente en los próximos días», dijeron ambos mandatarios en un comunicado conjunto. Se espera que Suecia haga lo mismo el 16 de mayo.
En el Ártico, China, Rusia y Estados Unidos están promoviendo sus propias agendas geopolíticas y geoeconómicas. La pérdida del hielo marino en el Océano Ártico y en los mares circundantes constituye un auténtico punto de inflexión geoestratégico. Un océano previamente congelado, apenas visitado por submarinos nucleares y por rompehielos durante la Guerra Fría, está en proceso de convertirse ahora en un Ártico “de aguas azules”. Se abre así la posibilidad de que nuevas rutas marítimas a través del Océano Ártico, incluida la Ruta Transpolar, se conviertan en una realidad en las próximas décadas. Además, del acceso a una gran cantidad de recursos, parte de ellos en disputa, que hasta ahora el hielo impedía extraer.
El Ártico
El Ártico es un gran océano circular cercado por masas de tierra situado en el Polo Norte, que presenta una gran diversidad tanto a nivel político como geográfico. Gran parte del territorio del Ártico se presenta como plataformas continentales, con apenas quinientos metros de profundidad, que cuentan con vastas cantidades de recursos naturales. Se calcula, aún faltando parte del territorio por investigar, que el treinta por ciento de las reservas mundiales de gas natural y el trece por ciento de las reservas mundiales de petróleo se encuentran en esta zona.
A diferencia de la Antártida, que está protegida de toda actividad económica y militar por un tratado internacional firmado en 1959, el Océano Ártico carece de toda regulación. En ausencia de toda legislación particular, la norma que rige es la Convención de la ONU del Derecho del Mar, que data de 1982. Esta permite que los países puedan reclamar una zona económica por encima de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) que corresponden a sus aguas territoriales. Y pueden elevar esta cifra hasta las 350 millas si su plataforma continental se prolonga más allá de esos límites.
El Ártico son 14 millones de kilómetros cuadrados (como 28 veces España) que han estado libres de toda intervención por el hielo flotante. Ahora, las naciones ribereñas pretenden esgrimir derechos sobre los fondos marinos y sus recursos. De este modo, sólo los que se asoman a las aguas del Ártico están en disposición de reclamarlo como suyo. Y Rusia, Canadá, EEUU, Dinamarca (que controla Groenlandia) y Noruega, han aumentado en los últimos años las gestiones para definir sus límites, a los que se ha sumado EEUU. Y ante las disputas que no dejan de sucederse, interviene el Consejo del Ártico.
Consejo del Ártico
El Consejo Ártico se estableció mediante la Declaración de Ottawa el 19 de septiembre de 1996. Es un foro de cooperación intergubernamental creado para promover las relaciones entre los Estados árticos. Está formado por los ocho Estados con zonas de soberanía situadas más allá del círculo polar ártico: Canadá, Dinamarca (por Groenlandia y las Islas Feroe), Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Rusia y Estados Unidos de América. Cinco de ellos son Estados con costa en el ártico: Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y Estados Unidos. Debemos destacar que todos forman parte de la OTAN, menos Moscú.
La importancia del Ártico
El cambio climático está haciendo desaparecer a toda velocidad los hielos boreales y esto provoca cambios radicales en la región. El deshielo del Ártico tendrá como resultado la apertura de dos rutas marítimas que conectarán los Océanos Atlántico y Pacífico, un hecho de suma importancia a nivel geopolítico. Por un lado, la ruta noroeste, cuyo dominio reclama Canadá, conectará estas masas de agua por la costa norteamericana y se presentará como una alternativa al Canal de Panamá. Al otro lado, la ruta noreste, que conectará también estos dos puntos a través de la costa rusa y se alzará como alternativa al Canal de Suez.
En segundo lugar, el deshielo posibilitará explotar recursos como la pesca, los minerales y los hidrocarburos del fondo marino. Debemos tener en cuenta que todos estos recursos llevaban miles de años «protegidos» por el hielo, sumado a la escasa profundidad de la plataforma marítima, posibilitará explotar recursos vírgenes con menores inversiones que en otras zonas. Esta situación está llevando a un aumento de la presión sobre el Ártico y la desconfianza entre países.
Y la tercera clave es la gestión geopolítica derivada de la zona. A la competencia por controlar las nuevas rutas comerciales o la explotación de recursos, se suma el factor militar. Recordamos que Rusia comparte presencia en el ártico con cuatro miembros de la OTAN, y ahora se espera que se sumen Suecia y Finlandia. En Moscú, la pérdida de hielo, supone una gran preocupación estratégica. Del total de la costa del Océano Ártico, el 53 por ciento es ruso. Esas fronteras estaban protegidas por hielo, pero ahora el hielo está desapareciendo. Eso significa que la región puede usarse, potencialmente, para un ataque al Kremlin.
El potencial del ártico en cuanto a los recursos naturales es innegable.
Habrá que ver como se desenvuelven las superpotencias y su juego de «tira y afloja» a la hora de establecer y consolidar la influencia, que les permitirá mantener el control de los recursos, tanto en el Ártico como en el resto del mundo
Qué interesante!!! Creo que hablo en nombre de muchas que no teníamos ni idea. Pero vaya ficha para la OTAN Finlandia, tiene fama de tal y cual, y está tanto o más preparado que a Rusia para la guerra.