El Gobierno de Grecia ha remitido el 8 de septiembre de 2022 sendas cartas a la OTAN, la ONU y la Unión Europea para advertirles de la retórica «extremadamente agresiva» de Turquía, en una petición de apoyo explícito tras los avisos velados del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de una potencial acción militar en la zona. El pasado 29 de agosto de 2022 Ankara acusó a Atenas de haber situado a sus F-16 en el mar Egeo en el visor de los sistemas antiaéreos S-300, considerándolo una «acción hostil» tipificada en los acuerdos de la OTAN, a la que pertenecen ambos países.
Grecia denunció que la fuerza aérea de Turquía realizó 39 violaciones de su espacio aéreo con cazas F-16 sobrevolando las islas de Kinaros, Mavra Lerou y Kandeliosa. Turquía ha elevado el tono de sus quejas por lo que considera una «militarización» de las islas griegas del Egeo, que considera propias, y esta semana, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha amenazado a Atenas con «graves consecuencias» si no pone fin a este proceso. El ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, ha advertido incluso que abriría la cuestión de la soberanía de estas islas, sugiriendo que podría dejar de reconocerlos como territorio griego, si Atenas no depone su actitud.
Las aguas, aires e Islas del Egeo, discordia entre Grecia y Turquía
El conflicto abarca 18 islas y numerosos islotes en el oeste y suroeste del mar Egeo, que distan entre 2 y 100 kilómetros de las costas turcas, entre ellas Lesbos, Quíos, Samos, Icaria en el norte y Cos, Leros, Rodas y el resto del Dodecaneso más al sur, así como la pequeña Kastelórizo en la costa mediterránea frente a la ciudad turca de Kas.
El Tratado de Lausana de 1923
Tratado de Lausana de 1923, que fundamenta el reconocimiento internacional de Turquía y sus fronteras, restringe la presencia militar griega en Lesbos, Quíos, Samos e Icaria: no deben albergar bases navales ni «fortificaciones», el número de soldados en estas islas no debe exceder el contingente que pueda reclutarse para el servicio militar en la propia población isleña, y las fuerzas policiales y de gendarmería deben limitarse a la misma proporción que en el resto del territorio griego.
Tratado de París de 1947
El Tratado de París de 1947, que se aplica a 14 islas del Dodecaneso, entre ellas Rodas, y los islotes adyacentes a ellas, solo indica que deben «permanecer desmilitarizadas», sin más detalles. Algunos expertos creen que la «desmilitarización» debe interpretarse como equivalente a la prevista por el tratado de Lausana. Atenas, por su parte, suele aducir que el tratado de París fue concluido entre Italia, que entonces tenía la soberanía del Dodecaneso, por un parte, y los países ganadores de la II Guerra Mundial, entre ellos Grecia, por otra, sin participación de Turquía. Por lo tanto, argumenta, solo Italia podría constituirse en parte agraviada.
Revisionismo turco
Turquía reconoce oficialmente la soberanía de Grecia sobre las islas del Egeo, aunque disputa a veces la de 152 islotes y arrecifes que no aparecen mencionados en los tratados y cuya condición de «adyacentes» a otras islas es debatible. Sin embargo, numerosos líderes nacionalistas turcos, incluido el actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, han descrito la pérdida de soberanía sobre el Egeo como una injusticia histórica.
Aguas y aires del Egeo
La norma internacional permite declarar una franja de 12 millas de aguas territoriales, y Grecia lo ha hecho en el mar Jónico, pero mantiene el límite en 6 millas en el Egeo, ante la advertencia de Ankara que ampliarlo a 12 sería una causa de guerra. Sin embargo, Atenas reclama 10 millas de espacio aéreo territorial, mientras que Ankara solo reconoce 6. Ambos países envían a menudo cazas a los 4 millas en disputa, denunciándose luego mutuamente.
Crisis política en Grecia
En medio de la crisis energética y geopolítica global, Ankara levantan las hachas de guerra para disimular sus problemas internos, a la vez que riega el nacionalismo entre sus ciudadanos contra un rival extranjero. Además, Erdoğan lo ve como un momento apropiado, ante la crisis política en Grecia.
La revelación de que el Servicio Nacional de Inteligencia (EYP por sus siglas en griego) espiaba a varios periodistas y al líder del tercer partido del país dio al traste con la tentativa de tregua estival, en la ya difícil política griega. Supuestamente, se usaba el spyware Predator, para controlar a políticos y periodistas. El escándalo ha ido in crescendo hasta forzar la comparecencia del primer ministro Kirakos Mitsotakis, que se dirigió a la nación en un mensaje televisado de siete minutos. Algo insólito por la fecha, las formas y el contenido. “Puede que la vigilancia se ajustara a lo que dice la ley, pero era incorrecta. Yo no tenía conocimiento de ello y, si lo hubiera tenido, nunca lo habría permitido” aseguró. “El Servicio Nacional de Inteligencia subestimó la dimensión política de esa acción concreta. Era formalmente adecuada, pero políticamente inaceptable”.
Crisis económica, elecciones en Turquía y nuevo «Imperio Turco»
El ansia expansionista de Recep Tayyip Erdogan no coge a nadie por sorpresa, el presidente de Turquía ha vuelto a recuperar, desde un tiempo atrás, el discurso sobre el gran Imperio Otomano. El país euroasiático ha ido desligándose de políticas moderadas, hasta convertirse en uno de los grandes operadores de la región. La fama que ha cogido la industria militar de Turquía, especialmente gracias al uso de sus drones Bayraktar TB2, es un ejemplo del discurso nacionalista y expansionista que acompaña al gobierno turco.
Pero no es casual, el país sufre una grave crisis económica con una inflación que supera el 80% anual y en el 2023 hay elecciones. Ante el aumento del descontento social, Erdoğan está regando de nacionalismo el país, con el objetivo de que el pueblo haga valer su odio contra el vecino por encima de sus problemas económicos. Pero las palabras amenazantes de Recep Tayyip Erdogan no deben ser obviadas teniendo en cuenta que Turquía ya ha pasado de las palabras a la acción en otras situaciones y escenario.
Chipre del Norte, operación Atila2728 (“Operación de Mantenimiento de la Paz”)
El 15 de julio de 1974 se efectúa en la isla un golpe de Estado contra el gobierno de Makarios. Este fue liderado por un grupo de militares griegos y grecochipriotas con la intención de revivir la enosis. El mismo contaba con el respaldo de la denominada “Dictadura de los Coroneles” que gobernaba Grecia entre los años 1967 y 1974. Esto alarmó a Turquía que temía por la minoría turcochipriota que se había comprometido a defender por el tratado de garantías que había dado origen al estado chipriota. Por ello, llevó a cabo una masiva invasión2 del sector norte de Chipre a través de la denominada Operación Atila2728 (también denominada por los turcos “Operación de Mantenimiento de la Paz”).
El 37 % de territorio quedó en manos turcas y, entre 140 000 y 160 000 grecochipriotas tuvieron que huir de la parte norte de la isla. Desde entonces, los grecochipriotas reclaman la posibilidad de retorno de los refugiados a sus tierras y a sus propiedades. Turquía, por su parte, respondió con la proclamación en 1975 del “Estado Federado Turco de Chipre” y en noviembre de 1983 con una declaración de independencia que convirtió al norte del país en la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), con Rauf Denktash como presidente.
Siria
El 24 de mayo de 2022, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunciaba que retomaría las intervenciones militares en el norte de Siria. Turquía volvía a señalar la presencia de milicias kurdas, y la necesidad de crear una “zona de seguridad” en la frontera con Siria. La decisión se produjo en plena crisis por el bloqueo de Ankara a la entrada de Suecia y Finlandia a la OTAN, a quienes acusa de apoyar el terrorismo. Turquía quería volver a penetrar en territorio sirio a través de la frontera entre ambas naciones, argumentando la persecución de elementos kurdos a los que Ankara apunta como terroristas por llevar a cabo presuntos ataques en el sur del territorio turco.
El Ejército otomano se posicionó en el norte del territorio sirio instaurando una franja de seguridad en el marco de la guerra que libran el Gobierno sirio dirigido por el presidente Bachar al-Asad, apoyado por Rusia, contra la oposición que busca acabar con el régimen sirio y dentro de la cual se encuentran formaciones como las Fuerzas Democráticas de Siria y elementos kurdo-sirios, que en su día ayudaron a acabar con Daesh en territorio sirio con la ayuda de Estados Unidos, país que acabó abandonando el terreno dejando abandonados a los aliados kurdo-sirios y propiciando la ocupación de territorio por parte de Rusia, gran socio del régimen de Al-Asad. El Estado sirio argumenta la continuidad de la guerra civil por el objetivo de acabar con elementos terroristas yihadistas refugiados en el último bastión de Idlib.
Libia y otro países de África
Turquía también tomó parte en la guerra civil de Libia apoyando al anterior Gobierno de Unidad Nacional de Fayez al-Sarraj, radicado en Trípoli y apoyado por la ONU y otras naciones como Qatar e Italia, que se enfrentó al Ejército Nacional libio dirigido por el mariscal Jalifa Haftar y apoyado por naciones como la propia Rusia, Emiratos Árabes Unidos o Francia y que cuenta como aliado con el otro Ejecutivo oriental de Tobruk, enfrentado al poder tripolitano. Diversos analistas señalaron al país turco por enviar a Libia mercenarios procedentes de Siria para apoyar a las milicias de Al-Sarraj ante su relevancia geoestratégica y sus reservas de petróleo.
Gadafi fue derrocado en 2011. El último estancamiento político condujo a que el Parlamento de Tobruk designase como nuevo primer ministro a Fathi Bashagha considerando que la etapa de Dbeibé en el poder había terminado, algo que este último no acepta y que provoca tensión y choques armados en el entorno de Trípoli, la capital libia, entre los partidarios de Dbeibé y los de Bashagha.